Juan es uno de los últimos pescadores de luna que quedan.
Una vez al mes, prepara su caña, estudia los astros
y se va a las landas sin dejar el menor rastro;
es tan discreto como un secreto.
Aguarda hasta que el cielo está bien despejado,
y en cuanto ve su brillo en la marisma reflejado,
engancha el anzuelo al final de su caña y se instala
para pescar su estraño pez.
Es un trabajo muy duro, y hace falta ser paciente.
¡Juan lleva muchos años esperando: veinte!
-¿Ha picado? -le preguntan entre risas los habitantes del lugar.
-Aún no -responde Juan-. ¡Pero el otro día pesqué una rosquilla!
¡Con un buen chocolate, doy fe, sabe de maravilla!
A saber:
Quienes siempre andan
pidiendo la luna,
que vayan practicando
a subirse a una escalera.
Para quienes siempre
están en la luna
no existe remedio conocido.
Hilo de hada
4 comentarios:
Hilo de hada...reconozco las palabras y puedo imaginar cada ilustración...
CAmbios blogueros puedo observar...¿tendrá algo que ver la sonrisa de la entrada anterior?¿o las rosquillas con chocolate?
Besitos!!!
así que vives con un pescador de luna, eh?
:)
jo....soy de las que está en la luna, el remedio puede ser que Juan por fín la pesque y me devuelva a la tierra...aunque sea por un rato... (me ha encantado esta historia María...)
...q bonito!!!!
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