... Me quedé hablando de Silves. Como el calor apretaba bastante decidimos irnos hacia la playa, allí se está bastante mejor. Nuestro destino fue Portimao. Es un pueblo bastante turístico, pero no deja de ser un sitio entrañable. Bucamos un huequito para dormir cercano a otras autocaravanas. Estabamos en un sitio privilejiado, cerquita de la playa y sin mucho ruido, y donde también en pocos minutos en bicicleta podíamos acercarnos al pueblo.
Al día siguiente decidimos pasear por los acantilados encima de la playa, y después bajar a una de ellas a refujiarnos a la sombra de las rocas y refrescarnos con el agua salada... qué bien!
Comimos y nos dió tiempo a dormir una siestecita (unos más que otros). Y esa tarde nos tocaba partido de España, así que en busca de un bar fuimos, lo encontramos. La verdad que gente agradable y simpática puedes encontrarla por todas partes. El camarero habló con nosotros, estuvo muy atento, y hasta nos invitó a una cervecita, y todo esto con una sonrisita en la cara... así da gusto.
Proximo destino Lagos, ya nos tocaba un camping. Lo encontramos, nos instalamos y nos dimos un bañito en la piscina. Por la tarde nos dió tiempo a ir al pueblo, allí cenamos y paseamos. Nos entremezclamos con los guiris de todos los sitios, y también con españoles (que hay bastantes)... un paseo por este pueblo tan agradable, y nos quedamos con un sitio para dormir al día siguiente. (Siempre estamos buscando sitios interesantes donde aparcar nuestra casa con ruedas).
Al día siguiente, y como en el camping nos lo permitían, fuimos a la playa de la Luz por la mañana ¡qué bonitaaaaa!!!!, volvimos al camping a comer, recogimos y otra vez a la playita que tan agusto se estaba. Me dió tiempo a tomar el sol, comerme un helado, leer y leer, hacer fotos... Cuando el sol nos iba abandonando decidimos recoger y recogernos nosotros, así que nos fuimos a Lagos (al puerto) donde el día antes habíamos visto ese sitio para dormir.
Otro día más empezaba con la luz del sol. Cada vez nos vamos acercando más al cabo de San Vicente, pero nos paramos en Salema, un pueblo de pescadores pequeñito pero con muuuucho encanto. Allí comimos una cataplana de peixes... mmmmm, qué rico! (era el cumple de Juan y teníamos que celebrarlo). Al finalizar, nos dirigimos a otra playita, prahia de furnas ¡preciosa y solitaria!, y después a Sagres. Allí encontramos otro sitio a pie de playa privilegiado para nosotros. Ese era nuestro lugar para esa noche. Había bastante viento, pero dormimos muy agusto.
Juan se despertó para pescar muy temprano, volvió justo para desayunar conmigo. Recogimos todo, y nos acercamos al Cabo de San Vicente. ¡Qué aire! demasiado para mi gusto. Un poquito más hacia Sagres nos paramos para pescar desde los acantilados, pero era complicado. Aún así las vistas eran preciosas, y con el airecito a penas notábamos el sol radiante. Volvimos a comer, pero esta vez nos dirigimos a Ingrina (una de las playas que mas nos gusta). Comimos, disfrutamos de la siesta, de la playa, y después.... a ver el partido de España. Era la final del mundial. Buscamos un bar, y como no, nos encontramos con españoles con los que disfrutarla.
Con la alegría en el cuerpo volvimos a Ingrina a dormir. Teníamos muchos vecinos, así que nos pusimos entre dos de ellos para que nos refugiaran un poco del aire. Dormimos estupendamente, hasta el amanecer. Con esto nos volvimos a La Antilla a pasar un par de días o 3 con mis padres, ¡que tampoco está nada mal!
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