A las 6.30 nos recoge el autobús que nos lleva al catamarán Quick Cat II. Es temprano, pero ha amanecido muy despejado y el mar está tranquilo.
Al llegar al Quick Cat II nos reciben con un café y más tarde nos darán dulces para acompañar. El barco va rápido, pero venimos preparados con los cortavientos. Después de una hora y media llegamos a la zona de las ballenas. Hay que estar atentos, los footprints y soplidos nos indican donde se encuentran.
Poco tardamos en ver el primero, y allí vamos directos… ¡ALUCINANTE! Las tenemos al lado, son dos. Casi siempre están en parejas, se dejan ver, nos enseñan la cola, se dan la vuelta… incluso una, algo más lejos da un salto. Solo conseguimos ver cuando cae.
Ver las ballenas en libertad me transmite paz y calma. Son muy grandes, pero tan tranquilas, movimientos lentos y a pesar del tamaño las tenemos muy cerca. GREAT EXPERIENCE!. Regresamos con buen sabor de boca. Ha merecido la pena.
Al volver a tierra firme, compramos una bombona de butano, entramos un ratito en internet, nos damos una ducha (un frío que pela) y a cenar. Todo esto muy rapidito porque queremos llegar a Bundaberg antes de que cierre turismo para poder ir mañana a Lady Musgrave Island.
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